

Desde el norte hasta el sur de Chile, el Centro Tecnológico para la Innovación Alimentaria (CeTA), junto al apoyo de Nutrisco, está impulsando la transformación de los recursos marinos en alimentos innovadores, saludables y sostenibles. Con proyectos que van desde harinas proteicas a base de descartes pesqueros hasta hamburguesas de algas, la entidad conecta ciencia, industria y comunidades para diversificar la oferta exportadora y, al mismo tiempo, acercar los productos del mar a la mesa de las familias chilenas.
Con más de 4.300 km de costa y una biodiversidad única gracias a la corriente de Humboldt, Chile tiene un enorme potencial en recursos marinos. Sin embargo, el consumo interno sigue siendo bajo: entre 12 y 16 kilos per cápita al año, frente a más de 20 kilos a nivel mundial. Para enfrentar este desafío, el país está impulsando un cambio estructural: transformar el mar en fuente de innovación, salud y desarrollo. Hoy, distintos actores del ecosistema —centros tecnológicos, universidades, emprendedores, empresas y el Estado— están colaborando en el desarrollo de nuevos alimentos y procesos que permitan diversificar la matriz productiva y acercar los productos del mar tanto a los consumidores chilenos como a los mercados internacionales.
Innovación que cruza del laboratorio a la mesa
En esta agenda colaborativa, el Centro Tecnológico para la Innovación Alimentaria (CeTA) juega un rol clave, junto a otros polos de desarrollo y actores del mundo público y privado, que permiten acercar la innovación a las necesidades del mercado y de las comunidades.
El despliegue territorial es fundamental. CeTA cuenta con Centros de Innovación en el Norte (Coquimbo), Centro (Parque Laguna Carén) y Sur (Coronel) del país. Principalmente en el norte y el sur, gracias al apoyo de Nutrisco, CeTA trabaja junto a otras instancias del ecosistema en territorios con abundantes recursos marinos que muchas veces son subutilizados. Desde allí se desarrollan pilotos a escala semi-industrial, se apoya a pymes y emprendimientos pesqueros y acuícolas, y se conectan capacidades tecnológicas con necesidades locales. Este trabajo no sólo descentraliza la innovación, sino que también genera empleo, impulsa la diversificación productiva y amplía las oportunidades de consumo interno.
En CeTA Norte, ubicado en instalaciones de Nutrisco en el sector de La Pampilla, el prototipaje y pilotaje de nuevos alimentos permiten transformar una idea en un producto validado y con potencial de mercado. Así, descartes pesqueros que antes no tenían destino comercial hoy se convierten en harinas y concentrados ricos en proteínas y ácidos grasos esenciales; las algas se transforman en ingredientes versátiles para panadería, repostería y alimentos funcionales; y los ostiones encuentran una nueva vida en conservas de alto valor nutricional, pensadas tanto para el consumo interno como para la exportación. Incluso, la innovación alcanza el diseño de hamburguesas a base de algas, una alternativa saludable y sostenible que refleja cómo la ciencia y la tecnología abren paso a la alimentación del futuro.


Un futuro azul que une exportación, innovación y consumo local
Chile se ha consolidado como uno de los grandes exportadores de productos marinos en América Latina. Solo en 2023, las exportaciones de salmones superaron los US$ 6 mil millones, mientras que los pescados frescos y congelados sobrepasaron los US$ 7 mil millones. A este liderazgo se suma hoy un fuerte impulso a la innovación alimentaria, que busca diversificar la oferta hacia algas, moluscos y subproductos valorizados, en línea con la “Transformación Azul” promovida por la FAO, orientada a sistemas alimentarios sostenibles, seguridad nutricional y protección de la biodiversidad marina.
El gran desafío, sin embargo, está dentro del país: aumentar el consumo interno de productos del mar. Para lograrlo, se están desarrollando alimentos listos para consumir e ingredientes funcionales que buscan derribar mitos sobre precio y dificultad de preparación. La incorporación en programas de alimentación escolar, campañas educativas y una mayor presencia en supermercados y ferias locales son pasos concretos para acercar estas alternativas a la mesa chilena.
“El trabajo de CeTA y sus polos regionales se conecta con esta agenda internacional al diversificar la oferta exportadora mediante productos innovadores que incluyen algas, moluscos y subproductos valorizados. Estas acciones se enmarcan en la estrategia internacional de Transformación Azul, promovida por la FAO, que busca convertir los sistemas alimentarios acuáticos en motores de seguridad nutricional, empleo, sostenibilidad y desarrollo local”, señala Lorena Pacheco, Jefa de innovación de CeTA Norte.
Con esta articulación, Chile tiene la oportunidad de consolidarse como referente mundial en alimentos marinos sostenibles. Apostar por la innovación tecnológica, la educación alimentaria y el fortalecimiento de ecosistemas regionales será fundamental para avanzar hacia un futuro azul que transforme el mar en fuente de salud, empleo y desarrollo integral.